Pasado y presente.

¿Qué hacía en el callejón? ¿Por qué había decidido buscarla? ¿Qué le diría en el momento que la viera? Estas y muchas preguntas pasaban por la cabeza de Alex hasta el grado de provocarle una fuerte migraña. Sus pasos eran lentos, e incluso en un par de ocasiones volvió sobre ellos, no estaba seguro de lo que debía o no hacer, tal vez lo mejor era regresar y no perturbar la vida de aquella mujer a la que ya había dañado tanto en el pasado.

Días previos a que tomara la decisión él había estado como siempre, había vuelto a casa en la compañía de Violet que regularmente salía del colegio para hacerle compañía los fines de semana, eran pequeños privilegios de los que gozaban ambos, él se sentía satisfecho con proporcionarle tiempo, lo más que podía, pues la culpabilidad no le dejaba aún en paz, le perseguía como a una sombra.

"Ayer acudí al bar de la posada no te acerques". Aquellas palabras no le hicieron demasiado ruido, no hasta que la rubia mencionó el nombre de la nueva dueña, o más bien la dueña original que volvía a tomar poder de su negocio, todo dio entonces un vuelco en el interior de Alex quien a principio se mostró desinteresado, más aquella noche paso lenta, casi interminable, todo su pasado se le había venido encima y ahora se encontraba parado frente a la posada donde años atrás había incluso vivido.

El tiempo en Knockturn nunca había corrido como en los otros lugares, donde con el paso del tiempo las cosas, las circunstancias, e incluso las personas cambiaban notoriamente. Las plantas crecían, la pintura se cuarteaba, la gente maduraba, envejecía y hasta moría; había cambios, se hablaban diferentes lenguas, los forasteros iban y venían, las estaciones cambiaban, llovía, nevaba y volvía la época de calor; en Knockturn no; ahí siempre las cosas eran igual. Los mismos negocios, con la misma pintura, el mismo ambiente turbio y gris todo el tiempo, medio frío y neblinoso, con las mismas personas vestidas con capuchas negras caminando por las mismas calles, saltando las mismas grietas y saludando con un gesto de la cabeza a las mismas otras personas; el humo del tabaco saliendo de las mismas bocas igual de grises que el resto del ambiente, y la misma Mel Lestrange, con la misma apariencia de veinteañera desde los últimos casi cuarenta años, de pie tras el mostrador de su tétrica posada, que colindaba con el bar que una vez fue de Belu Malfoy pero que ahora tenía que atender ella.

¿Qué hacía de especial aquél día? Nada. No había una sola señal que le indicase que habría algún cambio en su atmósfera, sus sensaciones no habían cambiado ni un ápice en toda la semana, salvo claro, por la aparición de aquella rubia V hacía algunos días, pero por lo atareada que estaba, hasta lo había olvidado. Hasta que lo vio; un fantasma aterrador. No porque estuviera muerto, sino porque no pertenecía a ese su mundo donde las cosas no cambiaban. Él si era distinto. Más maduro, más "correteado" y con un gesto de mayor preocupación que la de antes, pero era justo eso, un fantasma, un habitante del mundo real que con el suyo solo se conectaba por un solo factor que seguía siendo igual que en el pasado: Aún hacía vibrar a la Lestrange.

Su mirada se encontraba en el letrero de aquel lugar tan familiar, todos los colores oscuros y los olores a simple viejo le traían tantos recuerdos, recuerdos que eran gratos y a la vez dolorosos, esos mismos que desde siempre le habían provocado noches de insomnios, de pesadillas que parecían burlarse de él, fantasmas que lo habían perseguido hasta dejarlo en la nada, en la soledad.

Lentamente y como si desease no llegar se adentró en aquel lugar, las puertas rechinaron como siempre, todo aquello era como si nunca se hubiese marchado, los mismos muebles, las mismas paredes con la pintura desquebrajada, las cortinas raídas, aquella recepción vieja y sin gracia alguna y ella, la pálida vampiro que le miraba con un rostro desencajado.

Sus miradas se cruzaron y Alex no tuvo más que seguir avanzando, sintiendo como si el corazón se le detuviera y solo le embargase un pesar en el cuerpo, aquella mujer frente a él había sido todo y nada, ella le había amado y él a ella pero a su tosca manera, le había traicionado y arrancado todo, había sido cobarde, estúpido, egoísta, y justo ahora no podía imaginarse más que desprecio para con su persona, no merecía nada más, y sin embargo, sin embargo ahi estaba, viéndola bella como siempre, porcelana, con esos ojos grandes y oscuros que lucían vacíos pero aún con ello hermosos.

Recobró la compostura perdida después de unos segundos, disimuló la sorpresa que había causado su presencia en la posada y se quedó seria en su puesto. Buscó un trapo limpio que tenía siempre a la mano y lo pasó varias veces por la pulcra madera de la barra que hacía en veces función de mesa para las bebidas, en veces función de escritorio de la recepción.

-Alexander Krum...- Saludó con sequedad, alzando ambas cejas con un fingido rostro de asombro- No tengo que preguntar quién te dijo que aquí podías encontrarme ¿No es cierto? -Sonrió de lado- Tu hija es hermosa, debo añadir- Lo había dicho todo de corrido, en voz suficientemente audible como para que él la escuchara aún y cuando acababa de cruzar la puerta de entrada. Dejó descuidadamente el trapo a un lado,como si tuviera largo rato entretenida en aquella actividad y estuviera agotada. Entrelazó ambas manos sobre la barra-mostrador y sin demostrar ningún sentimiento ni cambio en su tono de voz, dijo- ¿A qué debo el honor de esta visita?-

Los labios de la mujer pronunciaron su nombre y una ráfaga de recuerdos le invadió la mente, días en los que ambos eran nada más que sólo estudiantes, simples amigos... Aquellos tiempos en los que su relación no había sido jodida de ninguna manera. Sí, aquellos tiempos habían sido buenos, pero no eran nada más que eso, simples recuerdos que hoy sólo le carcomían el alma, ¿Haber sabido de sus sentimientos entonces habría cambiado algo? ¿Qué sería hoy en su vida si así hubiese sido? ¿Estarían juntos? ¿Habría existido entonces Victorie en su vida? ¿Emma? ¿Habría estado con Emma? Ahora no tendría a Violet con él... No estarían mirándose como ahora.

-A una jovencita impertinente y a un pasado que no me ha dejado dormir en años- Habló no tan literal.

Su mirada nuevamente recorrió a la mujer frente a él, joven, bella, oscura y atrayente, ella seguía siendo como la última vez, como siempre, en cambio, él era muy distinto, su cuerpo había tomado una complexión un poco más tosca, más sin llegar a ser desagradable,seguía teniendo aquel aspecto de jugador, sus ojos ya cruzaban algunas arrugas leves, su cabello se mantenía ahora un poco largo, diferente al siempre corto de su juventud, ahora caía incluso por sus ojos, oscuro y lacio.

-No he querido importunarte, no sabía estabas de vuelta, y ...- su voz se quebró -Quería verte- dio un pasó más se arrepintió inmediato de seguir -Necesitaba verte- nunca había comprendido ese efecto de ella sobre él, se debilitaba, era un hechizo que le torturaba, que siempre le había seguido, algo vampírico, No, algo de ella, algo inexplicable.

-¿Para qué querías verme, Krum? ¿Qué necesitas ahora de mi? -Seguía mirandole fijamente, son cambiar un ápice la expresión en su rostro, hacía ya muchos años, durante y después de la guerra, que ella había aprendido a controlar completamente sus emociones, a no mostrar debilidad aunque era obvio que aquel apuesto sujeto, seguía, pese a los años, despertando en ella las mismas inquietudes que cuando adolescente, la unica diferencia era que ahora, y gracias a toda aquella madurez emocional que consiguió en base a la cruel experiencia de la vida primero como mortífago, después como doble espía, era él quien temblaba ante su presencia y no ella, ya no era él esa kryptonita peligrosa en su vida, ahora era un simple humano más, uno que no le despertaba ningún interés y a quien había superado hacía muchos años pero que, de cierto modo, ella seguía amando como el primer día.

"¿Para qué querías verme, Krum? ¿Qué necesitas ahora de mi?" aquellas palabras se hundieron tal cual daga en su pecho, ¿Qué era lo que esperaba de ella? Nada... Sabía perfectamente que no le iba a recibir con una sonrisa, él la había dañado como a nadie en el mundo, le había roto el corazón y lo menos era que ahora le echase de ahí, pero, al igual que ella, estaba herido, estaba pagando con amargura todos sus errores, estaba viviendo una soledad enorme que nada podía llenar, estaba pagando culpas con su hija, a quién le dedicaba su tiempo sin mucho éxito aún, Violet seguía siendo ante él alguien que le veía como a un extraño, por más que se abriese hacía ella, seguía sin conectarse, todos sus errores estaban ahora sobre sus hombros aplastándole lentamente.

-No lo sé- confesó en un tono bajo y ronco -Realmente sólo necesitaba verte- Era ese deseo de los vivos ante sus muertos, ese macabro deseo de despertar a los idos y verles una vez más al menos un instante, ese tormento dulce, ver el rostro de Mel Lestrange era como volver a probar de un vicio dejado y ya viejo -Disculpa...- aquella palabra tan simple sonó como lo más estúpido, pero no había otra palabra que pudiera decir, nada iba a arreglar tantos años y tal vez lo mejor que podía hacer era retirarse.

Le desgarraba el corazón, o lo poco que quedaba medio vivo del mismo, verlo así tan indefenso, tan poco él, sabía que ambos estaban heridos por aquel fatídico final pero ¿Realmente podía aceptar esa breve y sencilla disculpa que le estaba pidiendo? Para empezar, por qué se estaba disculpando en primer lugar? ¿Por romperle el corazón tres veces, la última, al dejarla por la misma persona por la que ella siempre se calló lo que sentía? ¿Por haber estado tanto tiempo dejandola en el olvido? ¿O por reaparecer en su vida de esa forma, tan repentina, tan de golpe, tan sin aviso previo? Se tomó unos cuantos segundo en responderle, mismos que se fueron eternos como siempre que entre dos personas existe una tensión escalofriante, tenía que evaluar la magnitud de las respuestas que estaba concretando en su mente.

-Disculpa aceptada, Krum, aunque sinceramente no sé por qué te disculpas, fue por no escribirme? -Esa maniática sonrisa que te da a entender que no debes fiarte totalmente de la Lestrange se figuró en sus delgados labios, hablába con parsimonía, como dándole a entender que de verdad todo estaba perdonado, aunque por supuesto que no era así- Qué tal las cosas por el mundo? Sigues jugando? La verdad es que me he alejado del mundo del deporte por un tiempo, tu sabes, los negocios y todo eso... Te ofrezco un poco de té? O un vaso de whisky de fuego para celebrar tu regreso ?

Y ahí estaba esa Lestrange que todos conocían, la mujer fría y sin sentimiento alguno dentro de ella, la sanguinaria vampiro... Aquella joven cálida, apasionada y en cierta manera dulce que él había conocido tras las puertas de aquella habitación que alguna vez habían compartido en aquella posada no existía más, y lo que más le dolía, era que él mismo se había encargado de asesinarla, de acabar con esa mujer que tenía esperanza en la mirada cada que le veía, ese amor no existía más en esos oscuros ojos apagados.

La cabeza de él asintió con pesadez, todo aquello le dolía en demasía, merecía el trato hiriente que ella le estaba dando, en aquel momento se sentía débil, no era el mismo que años atrás había sido estando con ella ni con Emma... Era un dejo de todo eso, su expresión era distinta, casi tan gris como ahora era la mirada de ella, había amargura en ambos.

A pesar de que su mente había decidido irse, su cuerpo permaneció estático, era como si se activara algo muy dentro de él,algo en ella... -No me dedico más a jugar- respondió -Merezco todo esto, sabes- le dolía la indiferencia que ella mostrabay no iba a fingir ser fuerte, había descubierto que no lo era, su fortaleza era sólo física, pero psicológicamente estaba destrozado -Estoy pagando- dio algunos pasos hacía donde ella se encontraba -Y aún así creo que no he recibido lo que merezco- busco en la mirada de ella un atisbo de esa chica enfundada en verde y plata de sus recuerdos.

Negó, aunque no sabía muy bien el porqué de su negativa,tenía que admitir que se moría por correr a sus brazos, llenarlo de besos y rogarle que jamás se fuera de su lado, pero el tiempo y él mismo habían hecho que se volviera aún más desconfiada de lo que ya era, no creía que aquel arrepentimiento tan repentino fuera verdadero, trataba de alejar esas ideas de su mente, así que decidió darse la vuelta

-Creo que ambos tenemos lo que nos merecemos- Sirvió dos vasos de whisky de fuego a tope y le puso uno en la barrra, el suyo se lo tomó entero de un solo trago- Tu estás con tu hija y con tu mujer y yo aquí, con mis cosas- Sacó desesperadamente sus cigarros- No te molesta que fume verdad?- Sonrió de lado- No, a ti nunca te ha molestado que fume frente a ti- Encendió uno- ¿A qué te dedicas ahora, entonces?- Evasiva, otra táctica muy Lestrange

Cada segundo que transcurría le suponía una tortura, el verle de esa manera, tan fría, tan diferente, deseaba poder acercarse como antes, abrazarla, oler su cabello, todo eso era algo que se había resignado a no volver a experimentar, pero que aún dolía.

-No lo creo- ella no merecía nada de esto, no había merecido salir lastimada debido a su inmadurez, a sus indecisiones, era un imbécil que estaba pagando sus errores los cuales deberían ser sólo de él, no una carga para terceros. -Sólo con mi hija a quien ya conociste- se acerco a tomar aquel vaso de whisky de fuego que ella le regalaba -No sé de... Emma se fue hace un par de años- recordó la noche aquella, no la culpaba, ¿Quién podía estar con él? Ella había soportado tanto, una hija sólo de su sangre, recuerdos de una mujer que no se iban. -Artículos de quidditch- respondió dando luego un largo trago.

-No me extraña, Alex, artículos de quidditch... En Hogsmeade? Vi que abrieron un local hace poco... -Se sirvió más whisky, no tenía idea de qué más decir, solo sabía que quería hablar y hablar hasta asesinar esos tormentosos segundos de silencio en los cuales podía oirse la respiración entre cortada de ambos y el potente flujo sanguineo en aquel humano que tenía delante

-He notado algo que me causa tristeza, sabes? Cada que te veo eres distinto, cada vez más maduro, con más experiencia práctica en la vida y yo sigo siendo un mueble más en esta absurda y vieja posada, tal vez cierre el negocio algún día, salvo los amantes pasajeros que se fugan de la escuela a brindarse un poco de amor prohibido, tengo una clientela casi nula, ya nadie quiere una vieja posada en un callejón oscuro, buscan la luminosidad de un gran hotel com otros tantos que han fundado hoy en día- Parloteaba sin ton ni son, no podía evitarlo- El prblema es que aunque muera esta vieja posada yo seguiré aquí, como un fantasma del pasado, imborrable, impalpable, pero real en los recuerdos de, no sé, tal vez un jóven estudiante que llegó de Bulgaria en 5to curso, sin conocer a nadie, y que pronto se hizo de una buena aliada...

Bajó el vaso de whisky a la barra mirándole casi como en trance, estando más cerca de ella podía verle a más detalle, estaba exactamente como siempre, como en cada foto que noche tras noche sacaba de entre sus cosas, el tiempo jamás iba a pasar por ella mientras en cambió él envejecía con rapidez, a su edad lucía incluso mayor, tal vez debido a la vida que él había elegido llevar, una paga más de sus decisiones torpes.

-Nunca fui nada más que eso- dijo más para él mismo, mucho tiempo se le había escapado de las manos, se había ahogado en su arrogancia, en su ego, la vida de jugador no era eterna, a él se le había acabado pronto, el hombre que se creía poderoso e indestructible, que podía tenerlo todo, ahora no tenía nada...

-Tienes infinitas posibilidades, si tú quisieras podrías cambiarlo todo, tener un comienzo, algunos estamos destinados a envejecer y anhelar, nada más- volvió a tomar el vaso para beber, ella sería siempre joven, podía simplemente mandar todo a la mierda y hacerse una nueva vida, pronto todo podría ser nada más que una mancha, un recuerdo desvanecido -¿por que nunca te fuiste?- aquella pregunta buscaba respuesta exacta, un sentimiento egoísta en él había surgido al formularla.

-Ya te lo dije, Alex, soy parte del inmueble de este asqueroso lugar, jamás podría irme pero me deprime saber que todos ustedes si, no tengo a nadie, Nell... Bueno, Irene, está con su verdadero padre a miles de kilómetros de aquí, tal vez ya ni me reconozca ahora
Gira la mirada para que no vea ese dejo de humanidad que conservaba, le deprimía admitir que poco a poco se quedaría completamente sola

- La pregunta no es por qué yo no me he ido de Knocturn, Krum, la verdadera cuestión es por qué tu sigues volviendo aquí? Qué buscas de este lugar, tu que has podido despegar más de una vez tus alas de mi lado? Qué?! -Se esforzaba por no llorar-

-Estás diciendo idioteces, Mel- negó con un movimiento de cabeza, ella no era sólo un mueble en aquel roído lugar, era mucho más que eso, y estaba además seguro de que Irene no se había olvidado de ella y que Belu saldría pronto, todos los que estaban presos estaban a punto de recibir un nuevo juicio.

-No sé en qué momento dejaste de ser la mujer que yo conocía...- y como bofetada, una vez le venía a la cabeza aquella voz en su interior "Tú eres parte del motivo, tú la arruinaste". Sus manos le cubrieron el rostro para luego bajar lentamente -¡Mierda! ¡Si pudiera cambiar las cosas, Mel! ¡Pero no puedo! Y no sabes como me arrepiento, cada jodida noche desde que me fui de aquí ha sido un castigo- alzó la mirada hacía ella -Me fui creyendo que era lo que deseaba, pero no fue así... O lo descubrí muy tarde ¡He sido un total imbécil, por eso sigo regresando, porqué no sé como vivir lejos- nunca había aprendido a sacarle de su vida, a renunciar a ella -Es tan enfermizo...-

(grdfshwodejwoemajfrhf no revuelvas 1er y 3era persona jajajaja)

-Qué es lo que quieres de mi?!- Reproche, pregunta retórica, pregunta en serio, exclamación, ni ella sabía que había sido aquello- No puedes seguir simplemente yendo y viniendo de mi vida y pensar que voy a recibirte con los putos brazos abiertos cada vez que pienses que estas arrepentido y que quieres volver a estar conmigo, ni como pareja, ni como amigo, ni como una mierda! No puedes simple y sencillamente seguir romiéndome el corazón, atravesando esa maldita puerta y haciendome temblar de arriba a abajo, y sobre todo no puedes pretender que te siga aceptando cada vez que vuelvas sabiendo que un día será la última porque eres un maldito humano y un maldito mortal y un día simplemente ya no podrás volver porque vas a estar muerto y yo tendré que seguir soportando este dolor que va creciendo día a día dentro de mi pecho. Quieres saber lo que es que algo te duela? Quieres saber lo que es que un recuerdo te atormente noche tras noche?- Bufa- Prueba un poco estar en mi lugar, tal vez ayude

Iba a responder a su cuestionamiento pero no tuvo oportunidad alguna, se quedó simplemente ahí escuchándole, recibiendo golpe tras golpe, ella tenía toda la razón, debía parar a ese ir y venir, no podía seguir buscándola cada que su vida se volvía una mierda, debía dejarle en paz y no lastimarla más, pero ella era como una droga, no era bueno para ella y lo sabía, para nadie, ellos jamás habían sido nunca una típica historia de amor, era un enfermo al pensar que podía tener a ambas mujeres que amaba, era simplemente una tontería, pero nunca había sabido elegir, y ahora, con todo eso, comenzaba a comprender que la solución era no estar con ninguna.

-No debí venir, tal vez inconscientemente quería despedirme de una buena vez, porque tienes toda la razón en lo que dices. Cuando Violet mencionó estabas aquí... Simplemente quería ver tu rostro- el miedo había helado hasta sus huesos, porque en efecto, algún día moriría y se iría dejando todo roto. -No vine a que me aceptes, sólo que sepas que también he sufrido, no necesito ponerme en tu lugar, puedes estar segura que estoy pagando-

Solo negaba al escucharlo, no lloraba porque no le quedaban más lágrimas que derramar.

-Creo que soy una idiota, creía... No, esperaba quee tu respuesta fuera una muy distinta, por favor vete Krum, y no vuelvas a buscarme, no quiero saber más de ti, vuelve a creer que estaba muerta o lejos o lo que desees, pero por favor no te aparezcas frente a mi de nuevo en tu vida, y que tampoco lo haga tu hija, te lo suplico, creí, idiota e ilusamente que esta visita significaba únicamente que habías comprendido que siempre te amaré, sobre todas las cosas, pero ya veo que no, sigues siendo ese cobarde de hace tanto tiempo, y yo no puedo seguir con esta situación, y tampoco tu, haz que esta, tu despedida, sea de verdad en serio esta vez, porqu como te vuelva a ver, te juro que te mato sin tentarme si quiera el corazón

Definitivamente no comprendía nada, ella no entendía lo que él estaba sufriendo, estar ahí frente a ella le había costado miles de cosas, entre ellas el volver a su pasado, a sus errores, situaciones y malas elecciones que nunca se iba a perdonar, a tragarse su orgullo.

-Realmente no entiendes nada, siempre has sido tú la victima, la que ha sufrido, pero déjame decirte que ¡Yo también lo he hecho! cada noche me duermo pensando en ti, en todo lo que te hice, en lo estúpido que fui, en que merezco todo esto, la soledad, las pesadillas, una hija que simplemente esta pagando por mi lo cual me atormenta- la voz se le quebró al instante, faltaron algunos segundos que parecieron una eternidad para que se recompusiera -Creí que me conocías, tanto como para saber que vengo aquí, derrotado frente a ti para decirte que tu amor siempre ha tenido la razón, que siempre fui un imbécil y que de alguna manera estoy atado a ti, es algo enfermo...- escupió -Desde que me fui esta última vez ha sido un infierno, no tuve un momento de paz, de felicidad... Todo fue... Ella no está aquí- todos sus problemas con Emma no eran más que ese fantasma vampírico que le había seguido, que le atormentaba, ese rostro pálido frente a él justo ahora. -Esto no iba a ser una despedida, pero ahora veo es necesario que así sea-

Tarda un momento en reaccionar, se le queda viendo con esa expresión facial de quiero decir algo pero no estoy segura de que, se pasa las manos por el cabello varias veces como desesperada, cruza la barra que los separa y avanza hacia él, apuntandolo con el dedo índice como si quisiera reclamarle todo, tiene un nudo en la garganta que no podría deshacer con nada, y finalmente, cuando está frente a él, a pocos centímetros de distancia, lo abraza con fuerza, solloza profundamente y rompe en un llanto amargo y complicado, en el que, en efecto, le reclama, pero a la vez le pide perdón, llora con el sentimiento que por años guardó para si, con esa pasión que disfrazó por años de fortaleza.

-No te vayas, Alex, esto es enfermizo, lo sé, lo es, eres un maldito humano y yo no lo soy pero... Podría funcionar ¿No es cierto?- Se limpia las lágrimas- Podría... Convertirte...

Sus oscuros ojos le miraban de una manera que él no podía descifrar, siempre había podido leer cada expresión de ella, pero esta vez, esta vez estaba muy lejos de eso, estaba confundido, sin saber el rumbo que podía llegar a tomar esa visita, tal vez sería la última vez que le vería, terminaría tal cual en despedida, no esperaba algo más.

La vampiro le sorprendió entonces al cruzar la barra que los separaba señalándole con el dedo, sus labios atractivos pero faltos de color al momento se abrieron apenas como si quisiese maldecirle, más no había varita, y tan pronto como ella le envolvió con sus delgados brazos él hizo lo mismo, su cabeza quedaba baja por lo cual inclinó la suya para enterrar su nariz en el oscuro cabello, olisqueando y recordando ese aroma que había tenido el placer de tener cada mañana en su cama.

-Mel...- la separó con ambas manos de su cuerpo, observando su rostro descompuesto,¿Qué podía responder a eso? se encontraba de pronto en un estado de shock, rápidamente pensó en su hija, ¿Quería una vida eterna para ella? ¿Verla morir antes que él si no?

-Podemos incluir a V en el plan- Esos ojos de preocupación, de culpabilidad solo podían significar que estaba pensando en su hija, lo sabía pues le recordaban los que ella misma ponía cada vez que pensaba en la posibilidad de alejarse de su Nell, sabía que un padre no podía dejar a su hijo a la deriva en una decisión tan importante como aquella- Seríams una familia completa y feliz, yo podría enseñarles todo lo que tienen que saber sobre este mundo.

Apenas y snreía, com nerviosa, sabía en el fondo de su alma que Alex no solo no estaba convencido de aquella decisión, sino que además, ni siquiera la tomaba como una opción viable, no podría siquiera intentar convencerlo con argumentos retorcidos que le hiciesen ver las maravillas de un mundo mágico de inmortalidad pues él mismo había visto de cerca que aquellas maravillas no existían al menos de que no te quedara una sola fibra de humanidad en el cuerpo y que, aun y en esos casos, la vida de un vampiro estaba destinada a ser complicada

Su voz estaba llena de una ilusión que de alguna manera a él le heló el corazón, no porque no quisiese volver a sus brazos, estaba ansioso por ello, por ese tacto que para él había sido siempre lo más cálido aún en su estado vampírico, Mel había permanecido siempre, tanto en sus buenos como en sus malos y peores momentos, le había acompañado en sus errores, había confiado en él aún cuando realmente no lo merecía.

-No puedo condenarla a mis deseos- susurró mirándole a los ojos, quería dejarle saber que no se estaba negando a ella, él le pertenecía, siempre había sido así, de manera retorcida o no, siempre habían estado atados por un hilo, el cual a cada que se alejaban se estiraba para lastimarlos.