Esperando respuestas, y soluciones.

Paso mis largos dedos a lo largo de cada mueble como si por el tacto pudiera leer la historia de cada uno de ellos mientras avanzo hacia la mesa ministerial. Y pensar que por muchas veces que la ministra pose su trasero sobre la silla que hay detrás de esa mesa, no dejará de tener el papel real que tiene; el de una simple figura tapadera.

Me posiciono al lado del sillón dejándome caer por completo en el, sintiéndome señor de un despacho en cuya puerta figura la placa con el nombre de otra persona. ¿Y qué?.. Este sillón lo ocupamos a medias Richard y yo, aunque en este instante sea yo quién lo ocupe en su totalidad..

PERSONAJE REPRESENTADO: "ALICE STONE" Ministra de Magia


*Un dia más de aburrido y tedioso trabajo me esperaba. Las tensiones en casa me tenían harta y completamente aburrida. Desde que los Dumbledore se habian escapado, Richard andaba más estúpido que de costumbre y mucho más irascible. Odiaba no poder divertirme como antes.

Abri la puerta de mi despacho y me quedé en el umbral al ver al patriarca de los Greyback sentado en MI asiento. Lo miré alzando una ceja*

-Vaya, Baion, ahora después de lo que ha pasado quieres mi puesto? *dije con tono de burla, me sorprendía que su primera visita hubiera sido mi despacho*

No podía hacerme el sorprendido; no lo estaba. La había olido minutos antes y sus tacones galopando los pasillos me habían confirmado que se trataba de ella. Una mujer definida, de figura tersa, y seguramente, bastante activa en según que ámbitos. Es algo que nunca pregunté a Richard.
- Me temo que la parte hedonista me juega malas pasadas, Alice -. Gesticulo un círculo con el dedo, aún apoyado en el respaldo del sillón. – Es el lugar más cómodo de la estancia, más que esos que tienes ahí, horribles.. Ya tengo una edad, debes comprenderlo -. Recupero la posición y salgo a su encuentro. – Resumamos mi visita en una frase.. – Me inclino para besar su mano -.. para encontrar a un gran hombre, llega antes hasta su mujer, y más, si esa mujer es ministra de magia -. Sonrío guardando contacto visual – Adelante, siéntete como en tu casa - Bufo irónico mientras extiendo un brazo hacia el interior -.

*Lo miré con una sonrisa ladeada mientras expresaba aquellas frases tan tipicas en él, toda una pantomima que interpretaba a la perfección. Sabía que él como Richard solo me consideraban un simple peón, una figura para cubrir un puesto. Ellos y su machismo me desbordaba*

-Bien sabes que Richard y yo somos completamente independientes *dije dando pasos seductores por la estancia hasta llegar a mi escritorio y sentarme en él, no en el sillón sino en la mesa, cruzada de piernas* Eso convierte a esta visita en simple cortesía, lo que me extraña dado que tú y la cortesía no os llevais demasiado bien

Ese no había sido uno de los mejores días en Hogwarts, los alumnos estaban algo inquietos, los docentes se quejaban como unos chiquillos, que yo no podían más.
La noticia de la fuga de Azkaban estaba en boca de todos y mi bendito socio parecía no dignarse a volver a atender los asuntos que tenía pendientes, esos asuntos que tenían nombre y apellido.

Me dirigí hacia el Ministerio de Magia, propiamente para hablar con mi mujer, tenía que encargarse ella de hacer que el Profeta dejara de retar mi autoridad, bueno, la mia y la de Greyback, aunque este ultimo siguiera extraviado en quien sabe qué lugar, ni su hijo lo sabía.

A dos pasillos del despacho reconocí el inconfundible aroma de la persona de quien me estaba quejando, al parecer Baion estaba en el despacho de Alice. Caminé hasta allá, la puerta estaba abierta, me paré en el umbral, viendo a Alice sentada sobre el escritorio, con su seductora imagen, como siempre. Toqué con los nudillos a la puerta, pese a que ya estaba dentro del despacho, solo con el afán de hacerme notar, aunque sabía que ellos notaron mi llegada desde antes.

Basta con sentir la pérdida de una persona importante en tu vida, para que el resto de parecida índole pase a resultarte completamente indiferente. Era eso lo que me provocaban las bonitas piernas de Alice, indiferencia por ver reflejadas muchas cosas que no eran precisamente las sexuales. Hacía mucho tiempo que el orden de preferencia establecía al mundo mágico creado por Lovecraft y yo, en primer lugar y mucho antes que las mujeres.
Lo noté también a él. Era silencioso, rápido, y de no ser por mis cualidades no elegidas e impuestas desde pequeño, o por los años que lo conocía, no lo habría ni sentido llegar. Ladeé la cabeza desde la ventana por la que observaba la impoluta fuente del ministerio. – Richard.. -. Pronuncié a modo de saludo – Está visto que una ausencia puede restablecer muchas presencias que ya figuraban como muertas en Inglaterra.. –. Camino hacia él para extenderle la mano, seguramente fría como de costumbre – No han caído todavía todos los naipes.. -. Tampoco era prudente hablar demasiado en presencia de la que convenía seguir manteniendo como ministra pegatina, y aunque hasta de nosotros mismos dudábamos, éramos en quienes más podíamos confiar, Lovecraft lo sabía.

*Lo había olido nada más había puesto pie en el ministerio, mi gesto se había hecho más serio cuando vi su figura en la puerta y me levante alisando mi vestido. Cuando sentí la mirada que se echaron ambos supe que mi presencia alli sería limitada y eso que acababa de llegar*

-Richard, cariño, que casualidad que hoy te de por visitarme *dije con tono ácido*

Si, verdad? Tan casual como es que el Profeta cuestione el régimen. Creí haberte pedido que torturaras a quien fuera necesario para que esas noticias cesaran, querida.

Dije con una falsa sonrisa dibujada en los labios y me acerqué a donde ellos dos estaban. Dejé caer un ejemplar del profeta del día "Un, Dos, Tres por los fugitivos que siguen libres" Decía el encabezado y el articulo en general hablaba burlonamente de la ineptitud de los encargados de localizarlos: Dos de nuestros mejores mortifagos.

Baion, pero que sorpresa verte aquí... ¿Qué tal tus vacaciones?

La ironía que desbordaba era irritante hasta para mi, no estaba para nada contento con ninguno de esos dos, pero tampoco era tan idiota como para gritarles, no, que primero se escusaran y luego les cortaba la cabeza.

- No conviene que confundas el objetivo de tus ironías, Lovecraft. – Volví a tomar asiento, restando importancia a sus palabras. – No soy tu mujer aquí presente, ni ninguno de tus mortífagos, gradúa el nivel. – Continúo mirándolo desde mi resignado asiento de visitas, justo de espaldas a la chimenea, anhelando en cierto modo la comodidad del ministerial. – Dumbledore cuenta con contactos internacionales que deberías saber, no estaban.. – chasqueo la lengua, pasivo -.. demasiado de acuerdo en su detención. Me impresiona que alguien de tu figura, el cual no sólo se jacta de la creación de parte del mundo mágico, si no que se permite ironizar con su compañero de batallas, haya ignorado, o si quiera se haya planteado que mi viaje no ha sido otra cosa que un festín de amenazas para que no intervinieran en nuestro particular pastel llamado Londres -. Jugaba con mis dedos, algo absorto en realidad debido a las continuas cavilaciones que inundaban mi mente por momentos. - ¿Está localizable la autora de ese artículo? – Pregunto sin mucho interés al aire, mirando hacia la mesa. – Es tan simple como un contra-artículo, que la misma escribana realice otra portada diciendo que Albus Dumbledore ha vuelto a ser atrapado.. – Comienzo a sonreír -.. y que permanece en Azkaban bajo las más duras penas y la más infinita de las seguridades. Escribirá aquello que el régimen decida. A partir de ahí duplicaremos vigilancias tanto en lugares públicos como en el propio Hogwarts, donde apuesto a que hay más de un familiar adepto, y bien dado el afán de espectáculo de ese viejo o bien dada la lengua larga de alguno de sus admiradores, podremos acercarnos un poco más a su verdadero paradero, sabes muy bien que tengo MÁS interés que tú en tenerlo entre rejas dados unos antecedentes que conoces -.

*Miré a Baion con cierta admiración, la verdad debía admitir que ellos dos eran tan iguales que se repelían de una forma increible. Y sin embargo seguían complementandose perfectamente para mantener el régimen tal y como ellos querían*

-La autora del articulo esta ahora mismo entre rejas, Richard *informé a ambos* No había pensado en un contrarticulo pero lo tomaré en cuenta, la soltaré con la condición de que escriba a nuestro favor

No me interesa saber si te fuiste de paseo o a hacer algo de provecho, Greyback. Pero siento una total falta de inteligencia de tu parte haberlo hecho sin informar a nadie, tampoco vas a dar aviso de cada uno de tus pasos, mucho menos tienes que pedir permiso, pero te recuerdo que, como tu lo has dicho, somos compañeros de batalla y era escencial que alguien se quedara en tu puesto en Azkaban.

Expliqué con total calma, no era una persona que se enfadara con facilidad, tampoco era impulsivo ni nada por el estilo, pero me gustaba que las cosas se hicieran bien o simplemente no se llevaran a cabo. Escuché el comentario acerca de el articulo del Profeta, así como la intervensión de Alice, asentí.

¿Entre rejas? Repetí alzando ambas cejas Muerta debería estar esa insolente. Encargate de que alguien más escriba el contraarticulo, es obvio que esa reportera está contra del régimen, o al menos gusta de burlarse de él, alguien así no es de fiar, probablemente está involucrada con fugitivos.

A veces mi actitud rayaba en la paranoia, pero el mundo que Baion, Alice y yo habíamos creado era como un castillo de arena, y los fugitivos soplaban con fuerza.

- La opinión pública es un poder al que nada resiste. – Recito desde mi asiento volviendo a ponerme en pie. Me detengo dubitativo y recuerdo. Lanzo entonces con suavidad sobre la mesa un pequeño saco de cuero que obtengo de un bolsillo de la chaqueta. – Ya me he encargado de dar.. – Fijo por unos segundos una brillante mirada, casi sádica, sobre la bolsita que parece estar chorreando por algún líquido oscuro. -.. unas leves caricias a quién estuvo de guardia la noche del incidente que la prensa estoy seguro arreglará. Ahora son mudos, podéis comprobarlo vosotros mismos. – Dibujo una sonrisa cuasi perfecta que asoma unos relucientes dientes perláceos. Cuando le arrancas la lengua a un hombre siendo éste consciente, canta los gritos más estridentes que puedas imaginar al ser conocedor de que perderá la capacidad para pronunciar palabras como antes durante el resto de su vida. Y pensando en palabras, esgrimir el poder mediante palabras escritas de un mito de la información era necesario, pero en esas ocasiones, la gente siempre suele tener dosis extras de orgullo y honor que usan para resistirse a ser domadas. Alguien tendría que convencerla. -¿Permanece en las celdas del antiguo cuartel de Auroritos, o la tienes en algún calabozo? – Lanzo una sonrisa pícara a Alice, siendo conocedor de que no estaba en Azkaban. – Richard, tú siempre has seguido mejor que yo a los chicos.. – Logan cruza mi mente. – Incluso me atrevería a asegurar que conoces más a mi propio hijo que yo. – Río irónico. Los pájaros deben volar cuando aprenden a comer por ellos mismos. – Creo que deberías enviar a alguno de ellos para que convenza a la escritora, nunca nos hemos ocupado de esos trabajos de campo.. ¿No crees?.. -.

*Miré aquella bolsa que soltó Baion con un gesto de repugnancia pero mis fosas nasales llamearon al reconocer el inconfundible olor de la sangre fresca y sentí como mis papilas gustativas comenzaban a funcionar haciendo mi boca practicamente agua ¿Cuanto tiempo hacía que no comía? Definitivamente debía hacerlo pronto*

-Está en una de las celdas de la mansión de nuestro calabozo *informé* No quería que nadie se diese cuenta del secuestro, de echo aún nadie se ha hecho eco de la noticia

Puse los ojos en blanco, realmente quien mejor conocía a los mortifagos era Emily, pues ella era la encargada pero si hablabamos solo de nosotros tres, en efecto, yo los conocía mejor.

Emily se encargará de la siguiente reunión, ella le dirá a tu hijo que se haga cargo de convencer a la escritora del contraarticulo, ya que por si no lo recuerdas, tu hijo no me escucha mucho que digamos.

Recordé entonces que me había olvidado por completo de hablarles sobre la ultima reuinón que había tenido.

Por cierto, tengo a Malfoy y Lestrange encargandose de la captura de los Dumbledore, les quedan 4 días o sus cabezas serán las que rodarán.

No pude evitar curvar una tenue sonrisa al ver la expresión de Alice cuando Baion puso la bolsa de lenguas sobre el escritorio ministerial.

Creo que Alice, serás más indicada para jugar un rato con nuestra visitante, solo procura dejarle la sangre suficiente como para que siga conciente, si está trabajando para los fugitivos, nos será útil.

Entrégale el caramelo al niño, el trozo de carne al perro, el dinero al pobre, el poder al mediocre y la sangre a.. – Espero que los esbirros del régimen sean competentes igual que lo fueron al atrapar al viejo una primera vez, las segundas partes pocas veces son comparables.. Por la decepción que suponen, me refiero.. – Susurro en pie, mirándolos a ambos con la vista perdida. No hay aroma más dulce que el que desprende la imaginación, mucho más, cuando sabes que tu imagen es una premonición clara de lo que pasará. Dumbledore morirá. – Querida ministra, tanto Richard como yo ansiamos observar tus dotes persuasorias con periodistas rebeldes – Sonrío. La humanidad es algo que puede perderse en escasos segundos.

- ¿Y te has asegurado de que están cumpliendo con sus funciones de persecución? – Formulo marcando un tono de duda. – Es lo único que me importa, el resto, como supondrás, me es indiferente. Que Emily cumpla con su trabajo y que Logan acate sus cometidos, es cuestión de remar en un mismo maldito sentido para que la corriente no acabe con este barco. Si uno falla en la coordinación, hombre al agua. El mar nos librará de una inutilidad pagándole con la muerte. ¡Tsk..! – Chasqueo, no tengo tiempo para dar discursos tan prolongados. ¿Es tan difícil cumplir unas órdenes lo bastante claras para que hasta el más anormal lo haga?. Ineptos, sucias ratas. Odiaba tener que dialogar con limitados temas que les superan, odiaba compartir confidencias con la puta de cama de mi aliado.

- Por cierto, puedes quedártelas Alice, sus dueños ya no van a necesitarlas más. – Vuelvo a posar mi mirada en la estatua del ministerio, después de señalar la bolsita de cuero que seguía chorreando sangre por toda la mesa. Estatuas, eternas sonrisas..

Me acerqué y la tomé por la muñeca con algo de brusquedad.

No, no harás "Lo que puedas" Simplemente no la matarás.

Advertí viendola directamente a los ojos, amenazador.
Me volví hacia mi colega girando la capa al mismo tiempo, sonreí de lado.

Te recomiendo que vigiles de cerca a tu hijo (Si, te estoy dando una orden) a mi no me corresponde vigilarlo pues el padre eres tu y últimamente está más insubordinado que de costumbre.