Noche de luna llena.

El frenesí sentido por el canto que la luna nos hace a los elegidos las noches donde se muestra como llena es devastador. Yo, nacido licántropo, puedo decidir cuándo alterar mi forma y cuándo posar en el mundo de los humanos las garras del Alfa Greyback. Sin embargo, la liberación sentida ante nuestra señora la luna es un placer que ningún hombre-lobo puede resistir de manera natural, y es por ello que como un ángel, tendemos a abrir nuestras alas sin miedo a mostrarnos en nuestra transformación esas noches donde somos los únicos dueños de todo.

¿Cuántas personas habrán perecido entre mis fauces..? ¿A cuántos niños, y después a sus madres, habré despedazado separándoles la piel de los huesos?.. En pocas horas volveré a sentir la llamada del mundo para situarme en el trono de las criaturas nocturnas.

Estaba ansioso, se podria decir que hasta un poco alterado y es que, apesar de ser el segundo con mas experiencia en esto de la luna llena, no terminana por acostumbrarme ni controlar por completo toda la adrenalina que corria por mis venas en cada luna llena; eso era cosa que le envidiaba ami padre, podria estar cuerdo y lucido hasta el ultimo instante cuando se perdia todo pensamiento racional.
Habia vuelto en el momento menos preciso, pensaba tenia mas tiempo, pero su llegada me indico lo contrario. Entre a Azkaban sin una sonrisa arrogante como siempre; pase de guardias sin mucho cuidado, golpeando con el hombro a algunos que se hacian los valientes y me inpedian el paso, todo, hasta llegar a la oficina de mi padre; respire ondo y entre sin tocar o pedir permiso.
-De vez en cuando seria bueno saber cuando se va y a donde, y claro cuando vuelve, no lo cree asi?
Pregunte, respetuoso, si, a pesar de todo aun le trataba de usted, cosa que a mucha gente le extrañaba un poco, siendo una persona despota y egocentrica como lo era, o por como me dirigia a Richard, sin el mas minimo respeto a su persona. Me movia inquieto, aun parado a unos pasos de la puerta, las sensaciones de mi cuerpo no me dejaban estar tranquilo y en paz, y si a eso le agregamos el olor de mi padre, del alfa de mi "manada".

Cuando él era pequeño, pasábamos juntos algunas transformaciones de las cuales y como resultado pueblos enteros quedaban algo más que destruidos. Esa imagen había cruzado mi mente mientras Logan estaba poniendo el segundo pie en Azkaban. Es difícil lograr el control en los primeros años sobre algo tan fuerte como la llamada de la propia naturaleza. Había llegado al despacho y allí estaba, mi hijo. Era apuesto y fuerte, aunque, me constaba, usaba demasiado los sentimientos, aún no había aprendido que en esta vida tendría que enamorarse antes de él mismo para dar los pasos acertados. O, simplemente, había olvidado que no era humano. Todo lo demás, merece ser guiado mediante las duras riendas de la disciplina y mente de los seres superiores que somos. – Adelante. – Ordeno desplazando la mano hacia uno de los sillones que se situaba delante de mi mesa. La luna casi gritaba, quedaba muy poco. – Aunque, pensándolo mejor.. – Me levanto del sillón de cuero, el cual ya por su tamaño hacía distinción de quién podía o no sentarse en él. -.. Quiero ser yo mismo quién te acompañe hoy, como en los viejos tiempos.. pequeño Logan. – Sonrío colocándome a su altura, escrutándole los ojos con los míos. Poseía la belleza asalvajada de un Greyback e infundía la personalidad propia de los que somos domadores de la jaula.

- A tu madre le habría gustado seguir viéndonos hacer cosas juntos, pero, Dumbledore la asesinó. – Rodeo su brazo con mis largos dedos y me desaparezco con él.

Off: Log, abro en Valle de Godric.